Un científico del CONICET descubrió un huevo de dinosaurio en el sur de Río Negro

Parecía una piedra más entre las áridas tierras del sur de Río Negro, pero cuando el equipo de paleontólogos del CONICET se acercó, notaron algo extraño: la forma, la textura y el color no correspondían a una simple roca. Tras un examen más detallado, descubrieron que se trataba de un huevo de dinosaurio fosilizado, conservado por 70 millones de años bajo las capas de tierra patagónica.
Este impresionante hallazgo ocurrió durante una nueva campaña de excavación que el equipo lleva adelante desde hace más de una década. Nicolás Chimento, paleontólogo e investigador del CONICET, explicó: “Hace 13 años venimos explorando esta zona del sur del país, un lugar repleto de ruinas y capas geológicas riquísimas en fósiles”.
La región, en el sur de Argentina, ha sido explorada por diversos equipos científicos desde hace más de 20 años debido a su constante erosión natural, que expone nuevos restos fósiles con el paso del tiempo. El viento y la escasa lluvia desgastan la superficie, revelando cada año nuevos huesos y restos que permiten continuar con las investigaciones.
Este tipo de descubrimientos, como el del huevo, ofrece una visión inédita sobre el desarrollo de los dinosaurios y el ecosistema de la Patagonia en el Cretácico tardío. Según Chimento, lo más destacado es que, a diferencia de los huesos encontrados habitualmente, el huevo representa una etapa de desarrollo de los dinosaurios. “Este hallazgo es impresionante porque nos aporta una información completamente distinta, nos conecta con el ciclo de vida de los animales de la época”.
El descubrimiento fue posible gracias al trabajo en equipo de más de 20 profesionales, entre los que se incluyen biólogos, paleontólogos y técnicos especializados. “Es un trabajo colectivo que requiere mucha paciencia y precisión”, destacó el investigador. A lo largo de la campaña, el equipo ha encontrado además restos de pteranodontes, abelisaurios carnívoros y animales marinos como peces y caracoles, lo que confirma la enorme biodiversidad de la región durante esa era.
El equipo de investigadores ya está trabajando en estudios avanzados para analizar el interior del fósil sin dañarlo. “Vamos a realizar una tomografía médica del huevo, lo que nos permitirá ver si hay huesos o restos embrionarios en su interior sin necesidad de romperlo”, explicó Chimento.
Este tipo de estudios son esenciales para entender mejor el desarrollo embrionario de los dinosaurios y las condiciones ambientales que caracterizaban al ecosistema patagónico hace millones de años. Según el paleontólogo, los detalles microscópicos en las capas del huevo podrían ofrecer información sobre si el embrión sufrió descomposición o si el ambiente era propicio para su desarrollo.
Para Chimento, estos hallazgos son mucho más que simples fósiles. “Este tipo de descubrimientos nos conecta con algo profundo, no solo con los dinosaurios, sino con la historia natural del lugar que habitamos”, reflexionó. Aseguró que, antes de dedicarse a la paleontología, soñaba con realizar estos descubrimientos, y ahora, sostener un fragmento de vida de hace 70 millones de años le resulta una experiencia inolvidable.
Además del huevo de dinosaurio, los investigadores continúan con su exploración, que ya ha dado muchos otros frutos a lo largo de los años. La constancia, el respaldo institucional y los recursos adecuados han permitido que el trabajo del CONICET continúe en esta rica región de Patagonia, buscando más restos de la prehistoria.
Chimento cerró con una reflexión sobre el impacto de estos hallazgos: “Cada descubrimiento nos impulsa a seguir buscando. Es como si el terreno tuviera secretos que aún no quiere revelar”, concluyó. Para los científicos del CONICET, la ilusión por continuar descubriendo la historia del planeta sigue intacta, ya que cada fósil es una pieza más en el rompecabezas de la vida en la era de los dinosaurios.